Autor: Magalis Matos Matos
La violencia es un fenómeno originado desde el inicio de la existencia del hombre y tiene una expresión constante en la vida de todas las personas que han existido, de un modo u otro. La Biblia lo confirma en sus primeras páginas, cuando resume:
“Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.” (Génesis 6:11, RVR95)
El Antiguo Testamento contiene repetidas escenas de violencia colectiva e individual. Por otra parte, el evangelio nos orienta constantemente al conocimiento de nosotros mismos y buscar dentro un aspecto que ocultamos: la violencia en el corazón. El comportamiento violento es un impulso que el ser humano manifiesta en distintas áreas de su vida. : La sexual, la física, la psicológica, la emocional, económica, de género y la intrafamiliar, que referimos en el presente artículo.
La violencia intrafamiliar se define como toda acción u omisión cometida por algún miembro de la familia, en una relación de poder que viole el derecho al pleno desarrollo y bienestar de otro miembro de la familia y puede ser: física (agresión física), sexual (abuso), Psicológica (coacción), descuido (dejar de proteger, omisión, abandono).
Violencia y Familia en Cuba
En las últimas décadas, las familias cristianas en Cuba han vivido en medio de una sociedad de cambios acelerados. Una de cada tres familias sufre crisis de desorganización, ya sea por el divorcio o la salida del país de alguno de sus miembros.
Además de todo esto la violencia doméstica, el abuso sexual, el suicidio (sobre todo de adolescentes) y la homosexualidad, también se enseñorean de las familias, agudizándose la disfuncionalidad en sentido general.
El sufrimiento, como resultado del maltrato, se reproduce a medida que nuevas generaciones aprenden de sus agresores, mientras perduran las condiciones sociales que favorecen la violencia. Después del maltrato inicial, las secuelas pueden ser inmediatas o latentes y durar muchos años. El sufrimiento individual y cotidiano de la víctima es menos visible, pero aún más difundido, por ejemplo:
- Dolor en niños maltratados por personas que deben protegerlos.
- Mujeres heridas o humilladas por parejas violentas.
- Ancianos maltratados por sus cuidadores.
- Personas de todas las edades, que actúan violentamente contra sí mismas.
En cuanto a los grupos etarios más vulnerables, los ejemplos de actos de violencia intrafamiliar son visiblemente numerosos entre cónyuges o hacia menores y ancianos.
¿Qué debe hacer la Iglesia?
Dios instituyó la familia a través de la primera pareja humana (Gén. 1.27, 28), ambos creados a la imagen y semejanza de su creador, a fin de que tuvieran la dignidad y capacidad necesaria para establecer relaciones basadas en el amor, la igualdad, el respeto y la tolerancia mutuas. En medio de esa sociedad que ha olvidado los valores bíblicos es que se levanta nuestra Iglesia en Cuba.
El prejuicio sobre este tema en la enseñanza eclesial solo ha reforzado la práctica de la violencia dentro de la familia cristiana. Para algunos de los líderes la respuesta es: “¿Violencia familiar? Afortunadamente nosotros somos cristianos, no tenemos ese problema… eso es de los no creyentes”. Respecto al discipulado de la iglesia, el ministerio Apoyo Cuba acompaña a las iglesias locales de todo el país en el camino de:
- Concientizar el problema de la violencia doméstica.
- Educar en cuanto a sus diferentes expresiones.
- Acompañar a las víctimas y apoyarlas para que salgan de las situaciones de violencia.
- Reorientar a los agresores y ministrarles.
- Ministrar la sanidad interior de los patrones aprendidos.
- Educar en cuanto a la convivencia familiar y modos de educar a hijos.
- Enseñar el desarrollo psicológico de las edades y métodos disciplinarios no violentos
Ante la urgencia de resolución para el maltrato o violencia intrafamiliar, no debemos escatimar recursos, tiempo ni iniciativas, de modo que líderes y ministerios de familia mostremos, a tiempo, el plan de Dios para nuestros hogares.