CÓMO ENFRENTAR LA PREOCUPACIÓN

Por Maireyes Batlle Quintosa.

Ministra de Familia Iglesia pentecostal “El Calvario”

Supervisora y Consejera cristiana. Centro de Apoyo a la Familia.

¿Qué encontrarás en este artículo?

  • Introducción acerca de la preocupación.
  • Principios para lidiar con la preocupación                       

1  Define el problema   

 2  Define a quien agradar    

3  Enfrenta tus temores y ansiedades

La mayoría de nosotros en algún momento hemos cortado la maleza que crece en nuestras jardineras o pequeñas huertas en casa, y sin duda recordamos que de nada sirve arrancar la maleza si dejamos la raíz porque pronto volverá a crecer y con más fuerza. Pasa lo mismo con algunos síntomas emocionales o físicos que si no se tratan a tiempo y con un acompañamiento adecuado, pueden desencadenar o terminar en algo crónico. Porque lo que nos afecta de forma emocional en algún momento nos afectará también de forma física y espiritual.

La preocupación, al igual que un virus, no tiene límites. El pobre se preocupa porque no tiene lo suficiente para vivir y el rico se preocupa por conservar lo que tiene.

  • La preocupación divide los sentimientos, lo que indica que las emociones carecen de estabilidad.
  • La preocupación divide nuestra capacidad para comprender las cosas de forma correcta; por lo tanto, las convicciones se vuelven superficiales y variables.

¿Entonces, cómo podemos lidiar con la preocupación en tiempos de cuarentena? Bueno, miremos a Jesús, quien constantemente estuvo bajo presión, rara vez gozó de privacidad e incluso, Las Escrituras aseguran que no contaba con un lugar fijo donde vivir. Nadie fue tan mal interpretado, criticado y ridiculizado como Él, pero siempre sin importar la situación, manifestaba una tranquilidad que le permitió lidiar con el estrés y la preocupación.

Queremos animarte a entender e incorporar algunos principios que hemos extraído de la Biblia que sin duda te ayudarán a lidiar con la preocupación y te servirán para gozar de más tranquilidad.

  1. Primer principio: Define el problema.

¿Qué es lo que te preocupa? ¿A qué le dedicas la mayor cantidad de pensamientos? Cuando experimentas ansiedad, tu cuerpo está respondiendo, casi siempre hay una contracción muscular y tu corazón palpita más rápidamente; tus pensamientos son ambiguos, por lo general son descontrolados o sin enfoque. La persona preocupada, por lo general, está convencida, más allá de la sombra de la duda, que el resultado en todo lo que vivirá con relación al futuro será negativo.

La respuesta de Dios: Recuerda quién eres en Él:

  • Juan el Apóstol declaró: “Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.
  • El Apóstol Pablo dijo: “Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra”.
  • Y el Salmo 23, hablando de la bondad del Señor, dice: “El Señor es mi pastor, nada me faltará”.

Por tanto, la primera manera de ayudarte para superar la preocupación es recordar quién eres en Dios. No estás solo en el mundo, Jesucristo cuenta con los recursos que necesitas para salir adelante. Lo anterior no es otra cosa que buscar un equilibrio interno en cuanto a qué crees de Dios y cómo te ves tú en Él. Pues si sabes a quién perteneces, también sabrás quién eres y dónde estará puesta tu esperanza.

Recuerda: la preocupación se enfoca básicamente en el futuro y las escrituras nos ayudan a tener descanso sabiendo que nuestro futuro está en las manos de nuestro Creador. ¡Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos!

  1. Segundo principio: Define a quién agradar.

Jesús dijo: “Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Mi Padre me envió, y él me dice cómo debo juzgar a las personas. Por eso yo juzgo correctamente, porque no hago lo que yo quiero, sino lo que mi Padre me ordena hacer” Jn 5:30 TLA.

El segundo principio para manejar la preocupación en tiempos de cuarentena es saber que no podemos agradar a todo el mundo. Jesús en nuestro modelo, Él nunca buscó agradar a todas las personas. Al contrario, vemos que Él siempre se enfocó en agradar solo a Su Padre Celestial, pues para Él era un asunto contundente.

Ya que estamos en Cristo, podemos decir como él: «Mi comida es que haga la voluntad del que me envió» Juan 4:34. Cuando no conocemos bien a quién estamos tratando de agradar, por lo general nos rendimos cuando alguien nos critica, cuando alguien es mejor que nosotros o cuando surge el conflicto.

La respuesta de Dios sin duda siempre será la misma: buscar primero (enfoque) el reino de Dios y su justicia. Entonces todas las demás cosas necesarias de la vida me serán añadidas. Lo anterior indica que si te dedicas a agradar a Dios en todo lo que haces y en la forma en que vives; sin duda se reducirá la ansiedad, se simplificará tu vida, estarás más enfocado, darás fruto y al final te librarás de ser víctima de las exigencias de otros. ¡Esto es vivir en la libertad con la que Cristo te hizo libre!

Tercer principio: Enfrenta tus temores y ansiedades
Si bien es cierto que sentir ansiedad en algunos momentos de la vida es algo normal y hasta es una respuesta emocional esperada frente a algunos episodios amenazantes o difíciles de la vida. La verdad es que vivir en constante preocupación y miedos intensos puede deteriorar de forma significativa nuestra salud.
El tercer principio para lidiar con la ansiedad tiene que ver con nuestra capacidad para identificar y enfrentar nuestras ansiedades y temores. Será de gran ayuda para tu vida reconocer si eres perfeccionista, si no manejas la frustración, si no te satisfaces fácilmente, si tienes temor al futuro. Encarar la realidad de nuestra vida y evaluar todas las partes que la conforman es significativo para poder enfocarnos en Dios y depositar sobre Él toda nuestra ansiedad y todos nuestros temores.

Querido hermano, a menos que planifiques tu vida y fijes prioridades de forma tal que no se te convierta todo en una presión constante, no lograrás sentirte calmado. Jesús dijo: “Sé de dónde he venido y a dónde voy”. Esto indica que Jesús también manejaba prioridades. Jesús sabía que su vida tenía un propósito y todo el tiempo se enfocó en vivir un día a la vez. Él no permitió que cosas que no fueran importantes lo distrajeran, robaran la paz y que lo apartaran de su meta final.

Por tanto, procura hacer una cosa a la vez, en tanto puedas, sazona tu jornada diaria con espontáneas y cortas oraciones de gratitud y devoción a Dios, bendice tu día y da gracias por lo que tienes hoy. Con el fin de que en cada instante puedas identificar todo pensamiento tóxico que quiera robar o perturbar tu paz y comunión interior con Dios. Al final podrás reemplazar la ansiedad con la paz que Dios da, al someternos completamente a Él.
Ahora bien, si descubres que tus preocupaciones o temores son muy intensos, te animamos a “levantar la mano” y pedir ayuda, no enfrentes este tiempo solo. Estamos convencidos de que Dios tiene provisión de gracia reservada para ti en este tiempo.
“Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! Que su amabilidad sea evidente a todos. El Señor está cerca. No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.” (Fil 4: 4-7).

Dios te bendiga hoy y siempre
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