EL ENVEJECIMIENTO, UN ESCENARIO PARA LA ACCIÓN.

Por Master Lisandra López Cardero Socióloga investigadora del Centro de Apoyo a la Familia.

Se prevé que a nivel regional (América Latina y el Caribe) el número de personas de edad supere por primera vez el de niños cerca del año 2036, para luego seguir creciendo hasta 2080. En el 2040 por ejemplo, en Cuba el índice duplicaría con creces el de América Latina (288 personas de edad por cada 100 menores de 15 años) (Huenchuan, 2013:42)

Estas cifras indican que el envejecimiento de la población es el principal fenómeno demográfico de esta época y adquirirá especial relevancia en el futuro por sus implicaciones tanto para la sociedad en su conjunto (envejecimiento de la población), como para las personas de edad avanzada (envejecimiento individual).
Esta situación nos reta a realizar ajustes. La construcción y mantenimiento de un entorno familiar que ofrezca apoyo y cohesión a sus integrantes será de vital importancia. Sin embargo, no debemos mirar este fenómeno para quedarnos paralizados sino para sentirnos retados a actuar en la búsqueda de nuevas y creativas soluciones. Las personas de edad como parte del proceso deben involucrarse y actuar en función de su propio desarrollo, no deben verse solo en la posición de recibir ayudas sino también brindarlas.

En medio de esta realidad suele verse al anciano como alguien desvalido y desprotegido a quien solo debe brindársele ayuda. Muchos de los que conforman este grupo poblacional se etiquetan de esta misma manera, sin tener en cuenta que mientras las personas se encuentran aptas física y mentalmente también aportan a familiares, amigos y a la sociedad en general, trabajo, conocimientos, servicios y otros; tratándose en la mayoría de los casos de un intercambio de ayuda.
Todo ser humano, cualquiera que sea su edad, tiene un potencial que puede contribuir al desarrollo de la sociedad.
De la misma manera, esta tiene el deber de respetar a todos y cada uno de sus miembros como parte de esa colectividad. Los aportes de los hombres y mujeres de las edades más avanzadas constituyen pilares que contribuyen a dejar un legado.

Todos tenemos un potencial humano que podemos desarrollar, y tú no escapas a esto. Luchar descubriendo qué más podemos dar nos ayudará a seguir el camino y a desbloquear el potencial que llevamos dentro. Es muy cierto que el envejecimiento es inevitable, pero tenemos en nuestras manos la decisión de cómo enfrentarlo. Debemos recordar que la capacidad para luchar no está prohibida, la obra que podamos hacer es importante y sentirnos parte de lo que se ha hecho es esencial.

No importa el término que se utilice para denominar la etapa en la que te encuentras, tercera edad, vejez, adultez mayor o tardía, quiero que sepas que no estás en involución, estás en una etapa auténtica del desarrollo humano. No dejes escapar ninguna ocasión para enriquecer el mundo interior que todos tenemos, porque como dice la palabra de Dios en Salmos 92:14

“Aún en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes”.

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