Autor: Magalis Matos Matos
La violencia intrafamiliar es uno de los fenómenos en alza de la sociedad, pues todos los seres humanos tienden de una forma u otra a la práctica de la violencia.
La práctica de este impulso como parte de las relaciones entre seres humanos es desencadenante de la disfunción en familias y hogares.
VIOLENCIA EN PAREJA
Tanto el hombre como la mujer pueden cometer actos de violencia doméstica, aunque sin dudas, la mayoría de las veces las mujeres son las víctimas. Tradicional y hasta legalmente se ha tolerado el maltrato de la esposa, pero ese tipo de comportamiento entristece a Dios.
EL CICLO DE LA VIOLENCIA EN LA PAREJA
Fase 1. Acumulación de tensión
A medida que la relación continúa, se incrementan las demandas así como el stress. Hay un incremento del comportamiento agresivo hacia objetos, en lugar de la pareja. Por ejemplo, dar portazos, arrojar objetos, romper cosas. El comportamiento violento es reforzado por el alivio de la tensión luego de la violencia.
Fase 2. Episodio agudo de violencia
Aparece la necesidad de descargar las tensiones acumuladas. El abusador hace una elección acerca de su violencia. Decide tiempo y lugar para el episodio, hace una elección consciente sobre qué parte del cuerpo golpear y cómo lo va a hacer.
Como resultado del episodio, la tensión y el stress “desaparecen” en el abusador. Si hay intervención policial el individuo se muestra calmo y relajado, en tanto que la víctima aparece confundida debido a la violencia padecida.
Fase 3. Etapa de calma, arrepentimiento o luna de miel
Se caracteriza por un período de calma, no violento y de muestras de amor y cariño. En esta fase, puede suceder que el golpeador tome a su cargo una parte de la responsabilidad por el episodio agudo, dándole a la pareja la esperanza de algún cambio en la situación a futuro. Actúan como si nada hubiera sucedido, prometen buscar ayuda, prometen no volver a hacerlo, etc.
VIOLENCIA A MENORES
Abarca todas las formas de maltrato físico y emocional, abuso sexual, descuido o negligencia, explotación comercial o de otro tipo, que originen un daño real o potencial para la salud del niño, su supervivencia, su desarrollo o dignidad en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder.
Como secuela general, los actos violentos paralizan desarrollo del potencial del menor en el futuro, pues afectan su autoestima y capacidad de relacionarse correctamente con la sociedad y Dios.
VIOLENCIA Y ADULTO MAYOR
La violencia al adulto mayor tiene su base en la disfunción de la relación con la figura del cuidador.
Dejarlos solos, cogerse el dinero de su chequera, aislarlos, no crear espacio familiar para acoger sus historias y pasado, destinarlos a tareas y trabajos rudos, usarlos como objetos sexuales, encerrarlos o amarrarlos para impedir sus salidas, son algunos ejemplos de violencia por parte del cuidador.
La desinformación y evitación del diálogo son otros rostros comunes del maltrato a ancianos y adultos mayores en general.
Existe diversidad de problemas en la familia, pero la violencia es siempre uno de los desencadenantes de cualquiera de esos conflictos. La resolución de este fenómeno al interior del hogar necesita más Apoyo en Cuba en cuanto a discipulado y formación de ministerios integrales que reflejen a Cristo con un sistema de enseñanzas enfocadas en familias, para traer la sanidad de Dios a las mismas.